domingo, 10 de septiembre de 2017

Hermosa Serenata de Seminaristas al papa Francisco


En su visita a Colombia, tras su llegada de Medellín donde se reunió con los consagrados en la plaza de eventos de la Macarena, un coro de seminaristas de las comunidades de dominicos, agustinos y franciscanos, brindaron una sentida serenata al Papa Francisco en las puertas de la Nunciatura Apostólica de la ciudad de Bogotá. 

La primera canción, en latín, es el texto bíblico en el cual nuestro Señor Jesucristo, elige a Pedro como la piedra sobre la cual edificará su iglesia y le anuncia que las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella. Así los seminaristas resaltan la misión del Papa Francisco, como el nuevo Pedro elegido por el Señor y rememoran la promesa que el mal no triunfará.

La segunda canción, Cantemos al Señor con Alegría, es una oración de agradecimiento a Dios, donde se valora el papel del Pastor Santo como el elegido para ser la voz y el amor por medio del cual el Señor llama a muchos, que con su ejemplo es otro Cristo y piden más trabajadores para su mies.

A pocas horas de terminar la visita apostólica al país, nos unimos a las voces de estos seminaristas, y expresamos nuestro agradecimiento al Altísimo por el amor que nos ha regalado a los colombianos por medio del Papa Francisco. Que sus enseñanzas nos marquen el sendero para hacer de nuestras vidas obras fecundas para el Señor. 



Textos de los temas interpretados:


Tu es Petrus


Tu es Petrus, et super hanc petram aedificabo Ecclesiam meam, 
et portae inferi non praevalebunt adversus eam

Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia,
y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella (Mateo 16,18).


Cantemos al Señor con alegría



Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro Cristo.


Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores.

Amén.




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